miércoles, 16 de marzo de 2016
Simiente
Llega cada mañana al borde del camino y las esparce con calma. Dicen que está loco de atar. ¡Nada va a nacer de guijarros! Pero él, erre que erre, sigue empeñado en que así ha de ser. No deja de creer que nacerá un castillo del vientre de la tierra.
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