Quiero dar las gracias por su excelente reseña a
, una estupenda lectora, y escritora con todas las palabras, pues ella misma lo ha demostrado con sus bellos cuentos y narraciones. Un besito, Lola, y que todos lean lo que te ha parecido mi libro de cuentos, Mujeres en tránsito. :
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LA PIEL DONDE HABITAN LAS MUJERES
Desde que Adán y Eva fueron desterrados del paraíso la mujer ha tenido que demostrar su valía constantemente. A lo largo de la historia de la humanidad, daba lo mismo que estuviéramos en la civilización egipcia, en la Grecia clásica, en el Renacimiento, en el siglo de las luces o en la generación millennials, las preguntas que siguen flotado en el ambiente son: ¿de qué material están hechas las mujeres?, ¿qué fuerza les impulsa para qué en la adversidad se levanten y sigan adelante?, ¿de dónde sacan el potencial para ir a la vanguardia de la época que les ha tocado vivir?
Acabas de nacer, lloras desconsoladamente, no quieres abrir los ojos a un mundo gélido e inhóspito, no entiendes por qué has dejado el paraíso.
Desde el Olimpo una diosa te mira con ternura, quiere hacerte un presente, anhela protegerte de por vida y Eolo sopla suavemente su ofrenda.
Sigues llorando desconsoladamente, tu cuerpecito está desnudo, añoras el calor, aunque el aura ilumine tu silueta.
En el frescor del mármol descansa el boceto de su plan, mientras cae una lluvia de cajas y cajitas hacia su destino, fragmentos de un todo que desciende al son de la lira de Polimnia, el cordón umbilical entre la diosa y la heroína.
Los fragmentos se desprenden del envoltorio, amerizan a lo largo de tu piel, cada uno en su lugar y tu llanto se torna en un dulce maullar.
Atenea observa satisfecha, la armadura invisible se ha posado en cada poro de su piel, la socorrerá en los momentos arduos, La niña, por fin, duerme feliz.
Los relatos de “Mujeres en tránsito” nos dibujan a una mujer luchadora. La armadura invisible que recubre cada poro de su piel, si tal vez cae, que nunca lo haga de bruces, las rodilleras que protegen su rotura, la impulsarán y la elevarán con fuerza para volver a seguir su camino. Las manoplas protegen su creatividad para que pueda realizar sus sueños. El yelmo y la celada ocultan su don más preciado, la inteligencia que la dota de una visión panorámica que la llevará a concebir una realidad diferente al presente que le haya tocado vivir.
La prosa fluye con tanta naturalidad que los relatos son una continuación de la historia inicial. El vocabulario sencillo y preciso, muda a veces a lo poético, armonizando lo adusto y la ternura. Perfila una mujer imperfecta y real.
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